🇦🇷🚨#URGENTE| Lejos de representar el cambio que prometió en campaña, el gobernador Claudio Vidal repite las peores prácticas del kirchnerismo: comprar voluntades con plata del Estado y acomodar a militantes en cargos públicos sin méritos ni formación.

Estrategia para dividir y sobrevivir

Ante el fracaso de su gestión y el temor a quedar último en estas elecciones, Vidal apostó a una maniobra conocida: tratar de debilitar al espacio del presidente Javier Milei, La Libertad Avanza, dividiendo el voto opositor.

Para eso, recurrió a un sello partidario sin estructura real en Santa Cruz: el PRO. Su primera jugada fue promover como candidato a Sergio Torres, un ex funcionario despedido del PAMI Caleta Olivia por faltar a su trabajo para ir a un recital de Romeo Santos. El experimento duró poco: tras el rechazo de los propios afiliados del PRO, Vidal tuvo que bajarlo.

De Torres a Roquel: más de lo mismo

El reemplazo fue Leo Roquel, un verdadero camaleón de la política santacruceña: ayer con Lousteau, luego con Macri, y hoy con Vidal. Una muestra de cómo se negocian candidaturas a cambio de conveniencia, sin proyectos claros ni coherencia ideológica.

Pero el costo de correr a Torres no fue gratis: como compensación, Vidal lo acomodó en el Consejo Directivo del Hospital SAMIC, con un sueldo millonario y sin ninguna aptitud profesional para ocupar el cargo.

La casta intacta en Santa Cruz

Lo que queda en evidencia es que, pese a los discursos, la casta política en Santa Cruz sigue funcionando como siempre