La guerra civil siria, un conflicto complejo y devastador, ha fracturado el país y atraído a múltiples actores con intereses enfrentados. Este artículo explora las principales facciones involucradas en el conflicto, sus objetivos y la dinámica entre ellos.
El régimen de Bashar al-Assad: Aferrando al poder
El régimen del presidente sirio Bashar al-Assad ha logrado consolidar su control sobre gran parte del país, respaldado por potencias extranjeras como Rusia e Irán. El principal objetivo de Assad es mantener el poder, eliminar las fuerzas opositoras y restaurar el orden sobre Siria.
Con el apoyo aéreo de Rusia y la asistencia militar de Irán, las Fuerzas Armadas Sirias han recuperado territorios perdidos ante las fuerzas de oposición desde 2015. El régimen de Assad se ha beneficiado de la fragmentación y debilidad de la oposición, así como de la intervención extranjera que ha apuntalado su posición.
El Ejército Libre Sirio: Un legado dividido
El Ejército Libre Sirio (ELS), que surgió inicialmente para derrocar al régimen de Assad, ha perdido importancia desde entonces. Algunas facciones del ELS operan ahora bajo el Ejército Nacional Sirio (ENS), respaldado por Turquía. El ELS, fragmentado y diezmado, se ha visto eclipsado por otros grupos más poderosos.
El ENS, con el apoyo de Turquía, controla áreas del norte de Siria y tiene como objetivo desplazar a las fuerzas kurdas y consolidar la influencia turca en la región fronteriza. Sus ambiciones políticas son más pragmáticas que las del ELS, ya que se centran en los intereses de Turquía en lugar de derrocar directamente a Assad.
El Estado Islámico: El horror continúa
El Estado Islámico (ISIS), una vez un grupo terrorista con control territorial significativo, ahora mantiene una presencia insurgente en el desierto sirio. ISIS sigue siendo una amenaza, a pesar de perder su capital Raqqa en 2017, y lleva a cabo ataques esporádicos en las zonas fronterizas con Irak.
El objetivo de ISIS es establecer un califato islámico global. Financia sus operaciones a través del contrabando, los secuestros y las redes clandestinas. Aunque no cuenta con el apoyo oficial de ningún país, ISIS sigue siendo un actor peligroso con capacidad para desestabilizar la región.
Hayat Tahrir al-Sham: Un bastión yihadista
Hayat Tahrir al-Sham (HTS), otro grupo terrorista islámico, controla la provincia de Idlib y partes del noroeste de Siria. HTS, que recibió apoyo financiero y logístico de redes yihadistas internacionales, busca establecer un estado islámico en Siria.
A diferencia de ISIS, HTS se limita a Siria y adopta un enfoque más moderado. Ha cortado sus lazos con Al-Qaeda, pero mantiene una ideología yihadista y se opone acérrimamente al régimen de Assad.
Las Fuerzas Democráticas Sirias: Una alianza contra ISIS
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), respaldadas por Estados Unidos, controlan gran parte del noreste de Siria. Las FDS están formadas por una coalición de grupos kurdos y árabes que combatieron juntos contra ISIS.
Las FDS aspiran a crear una Siria secular, democrática y federal. Reciben apoyo militar, logístico y de armas de Estados Unidos. La victoria de las FDS contra ISIS en Raqqa y otras áreas fue un duro golpe para el grupo terrorista.
El Ejército Nacional Sirio: Un peón de Turquía
El Ejército Nacional Sirio (ENS) es una facción respaldada por Turquía que controla áreas del norte de Siria. El ENS se utiliza como herramienta por parte de Turquía para contener la expansión kurda y asegurar su influencia en Siria.
El apoyo militar de Turquía al ENS incluye armamento, entrenamiento y apoyo aéreo. El ENS tiene como objetivo desplazar a las fuerzas kurdas del norte de Siria y consolidar el control turco en la región fronteriza. Sus objetivos políticos son más pragmáticos, ya que no buscan derrocar a Assad directamente, sino cumplir con los intereses de Turquía.
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